FINES DE LA UMBANDA - Segunda Parte
Si tuviéramos que realizar una jerarquización, a efectos de poder entender básicamente esta relación, la misma -a nuestro criterio- sería la siguiente:
DIOS : ZAMBI - OLORUM (Creador del Universo)
ORIXÁS: (Fuerzas creadas por Zambi que componen la naturaleza terrenal)
ESPÍRITU O ALMA
HOMBRE (como ser físico – espiritual)
ANIMAL
VEGETAL
MINERAL
Nos gustaría aclarar que esta jerarquización no está expuesta en orden estricto, ya que como habrán observado, el hombre es considerado un ser ante todo espiritual
Como hemos visto, todo lo que existe ha sido creado por Zambi, el cual es único y omnipotente; esto se aclara dado que es muy común llegar a la confusión que los “Orixás” sean confundidos como “Dioses” y atribuirle a la religión de Umbanda -como a las africanistas- la concepción de politeístas, concepto totalmente equivocado.
Volviendo a nuestro fin, en forma globalizada, diremos que el “respeto” a la naturaleza creada por Zambi pasa por el cuidado y defensa de todos los elementos naturales, que si los identificáramos con algún ejemplo, sería el “Cuidado de nuestro Medio Ambiente”. Con referencia al “culto” a la naturaleza, estamos hablando de la práctica de rituales que reconozcan la existencia de los Orixás y el culto a los mismos.
Sobre la forma de adoración a los mismos, es donde existe un gran espectro religioso y ritualístico, lo que hace tanto a la Umbanda como a las religiones de origen africano, tener una gran diversidad y, porqué no decirlo, de riqueza.
Lo que sí debe quedar claro es que: todos los umbandistas, creemos en la existencia de los Orixás y debemos rendirles culto de diferentes formas, para lo cual las entidades espirituales que se presentan en los rituales de Umbanda cumplen una función por demás trascendente.
6) ARMONIZAR AL HOMBRE CON SU ORIXÁ
Antes de comenzar con el desarrollo de este fin, consideramos oportuno hacer algunas puntualizaciones, entre otras, señalar cómo el hombre ve a su Orixá, el cual es un ser superior y sagrado.
La idea de lo sagrado surge cuando el hombre levanta la vista del suelo, mira el cielo, contempla la tierra y los mares y, admirando el espectáculo de la Naturaleza, siente un suave encantamiento con sentimientos encontrados.
Así, le atribuye todo lo que ve a un Ser Supremo, eterno y omnipotente, asignándole el cielo, la tierra, los campos y el mar a seres poderosos, auxiliares del gran Dios; de esta forma surgen diversas teorías, algunas de las cuales consideran la existencia de un solo Dios, y otras que veneran a varios dioses.
Dentro de las primeras se encuentra nuestra religión, la cual es monoteísta, ya que asume la existencia de un único Dios (Zambi) creador de todo el universo, acompañado por un número variable de fuerzas que regentean los diferentes comandos de la Naturaleza, a los cuales llamamos Orixás.
El mundo astral.
El mundo astral se divide en varios “niveles”, los que, para simplificar el análisis, habremos de dividir en cuatro, pero dejando en claro que cada uno a su vez, se subdivide en muchos más.
Como ya hemos visto, para los umbandistas hay un Creador de todo lo que existe, Zambi, el cual se ubica en el primer nivel. Esta fuerza creadora no es venerada en forma directa por los umbandistas, así como tampoco es representada por ninguna imagen. El único caso recordado es el de los judíos, quienes en época de Moisés erigieron una estatua en oro que pretendía representar a Dios, hecho que fue duramente reprimido por el propio Moisés, figurando entre los principios judíos la prohibición total y absoluta de representar a Dios.
En un segundo nivel encontramos a los Orixás, auxiliares de Zambi que nunca tuvieron un pasaje terrenal, y a quienes se encomienda el dominio sobre los diferentes elementos de la naturaleza. Estas divinidades, que son fuerzas de la propia naturaleza, poseen cada una su propia legión de espíritus, los cuales podrán, luego de cumplir determinados ciclos, lograr una elevación tal que los ubique en un plano similar -pero no igual- al de los Orixás.
Precisamente, son estos espíritus los que ubicaremos en tercer lugar; aquellos que, habiendo pasado por una etapa encarnacionista, continúan su evolución en forma desencarnada, cumpliendo una función de apoyo y guía de aquellos espíritus que aún se encuentran encarnados. En este grupo se encuentran lo que los umbandistas llamamos Caboclos, Pretos Velhos y Exús.
Finalmente, y en el nivel más bajo, tenemos a los espíritus encarnados en los seres humanos, los cuales buscan encontrar el camino hacia su Creador. Estos espíritus, luego de cumplida su etapa encarnacionista, habrán de pasar al siguiente nivel, y así sucesivamente hasta llegar lo más próximo que les sea permitido al Orixá que los guía.
La teoría evolucionista.
Concebimos al espíritu como una entidad que, cuando creada, es casi perfecta, y desciende al nivel terrenal a fin de obtener la experiencia que le permita acercarse más a la perfección, a partir del conocimiento de los diferentes estadios de la humanidad.
Así, estos espíritus encarnan y se constituyen en cualesquiera de los seres vivos que pueblan los diferentes mundos, entre los cuales encontramos la Tierra, catalogado como un mundo de expiación.
Estos espíritus, casi perfectos en su creación, adquieren al descender al plano terrenal los vicios que son propios a nuestra civilización, y a partir de allí comienzan un ciclo de reencarnaciones sucesivas, tendientes a superar esos vicios o defectos de carácter, proceso durante el cual irán adquiriendo otros.
Sin embargo, siendo la Tierra, como dijimos, un mundo de expiación, resulta poco probable que un espíritu pueda alcanzar un estado de máxima pureza reencarnado, por lo que, en determinado momento, será necesario que pase a un plano diferente a efectos de continuar su proceso de evolución. Se convierten entonces en lo que los africanistas denominan “Egunes”, que no son otra cosa que espíritus desencarnados, alguno de los cuales aún no han logrado asumir su nueva condición y se presentan a menudo como perturbados y/o sufridores.
Sin embargo, una vez que logran comprender su nueva condición, se encuentran en condiciones de continuar con su evolución, para lo cual se valen de los mismos cuerpos que los espíritus encarnados, y a través de ellos buscan hacer llegar su mensaje. Este es el fenómeno conocido como mediumnidad, y constituye la característica más saliente de los rituales umbandistas, religión en la cual se manifiestan los espíritus de Caboclos y Pretos Velhos para dar orientación a los espíritus encarnados y simultáneamente continuar su evolución.
De esta manera, encontramos una estrecha relación entre el carácter espiritista de la Umbanda y el primero de los fines enunciados de la misma, como los es la práctica de la caridad, concebida ésta como la disposición de estos espíritus desencarnados de guiar y conducir a espíritus que están en un plano inferior a alcanzar su misma condición. Al cumplir con esta función, también este espíritu evoluciona y se acerca cada vez más a su Orixá
Caboclos, Pretos Velhos y Exús.
Si tenemos presente que el hombre viene a la Tierra para desarrollarse espiritualmente, naciendo, muriendo y volviendo a nacer, veremos como la reencarnación constituye una prueba a que se somete.
Así, todo ser humano necesita recorrer un camino, en el cual es acompañado por lo que en general se conoce como un “Orixá menor” (Angel de la Guarda), el cual es regido por su correspondiente “Orixá” (Orixá superior). Por lo tanto cuando hablamos de Orixás menores, en nuestra Umbanda, estaremos refiriéndonos a las “entidades espirituales” comúnmente llamados Caboclos y Pretos Velhos.
Cada hombre tiene un solo guía, quien es encargado de conducirlo por el camino espiritual, sin perjuicio de tener otras entidades que lo ayuden. Serán pues los espíritus de Caboclos y Pretos Velhos los encargados de guiar y conducir al hombre en su camino espiritual, buscando que el número de reencarnaciones necesarias para alcanzar la evolución sean las más limitadas posible.
Ahora bien, mientras el espíritu está encarnado necesita transitar por este mundo de la mejor manera, lo cual hace necesario contar con un apoyo y un guía en el ámbito material. Para ello, existe otra categoría de Eguns, a los que llamamos Exús.
Los Exús son, al igual que los Caboclos y Pretos Velhos, espíritus que tuvieron un pasaje terrenal y continúan su evolución en el mundo astral, pero que poseen características diferentes de aquellos y también una función distinta, más enfocada hacia el aspecto material, pero sin descuidar las características espirituales. Serán los Exús los que realizarán la tarea de intermediación entre los hombres y las entidades espirituales y los Orixás.
Armonizando al hombre con su Orixá
Resumiendo todo lo expuesto hasta este momento, tenemos una pirámide espiritual que parte de un ser superior ubicado en la cúspide, y desciende a partir de Él hasta el ser humano, espíritu encarnado ubicado al pie de la pirámide y que intenta, ayudado en parte por nuestra religión, escalar posiciones en la misma, buscando aproximarse lo más posible al segundo nivel, ocupado por entidades espirituales y así seguir evolucionado sucesivamente.
Cabe pues preguntarse cómo contribuye la Umbanda a armonizar al hombre con su Orixá. Básicamente, esto se logra cuando el hombre aprende a escuchar a su entidad y se deja guiar por ella, pasando las pruebas marcadas.
Esto que parece tan simple, es en realidad lo más difícil de lograr, ya que implica una aceptación total y absoluta de la existencia de esa entidad en primer lugar, para luego desembocar en un sometimiento a sus designios, en tanto entidad de luz y evolucionada que tiene por objeto enseñarnos el camino a seguir.
Sin embargo, esta relación no termina aquí, ya que esa entidad necesita, para continuar con su propia evolución, cumplir con esta función. Se da entonces una relación biunívoca, donde el espíritu desencarnado (entidad espiritual) ayuda al espíritu encarnado (ser humano) a evolucionar, y éste a su vez ayuda a su entidad a evolucionar al permitirle cumplir con esa función.
De esta forma, llegamos a que todos los espíritus que se encuentran bajo el comando de un mismo Orixá, interactúan para ir escalando en la pirámide descrita anteriormente, buscando la evolución colectiva como medio de alcanzar la evolución individual.
Este es el concepto que definimos como armonizar al hombre con su Orixá.
7) PREPARAR AL HOMBRE PARA UNA MEJOR VIDA EN LA TIERRA YPRINCIPALMENTE EN EL MÁS ALLÁ
Como umbandistas sentimos que para vivir mejor en esta vida debemos tener presente que no somos meros pasajeros, sino artífices de nuestro destino, por lo tanto tenemos la responsabilidad moral sobre nuestra forma de pensar y de actuar con respecto al prójimo y a nosotros mismos.
Para cumplir con estas metas contamos dentro de nuestra Religión con los principios y fundamentos necesarios para prepararnos para esta vida.
También hemos recurrido a otras corrientes filosóficas y científicas para apoyar nuestro trabajo y coincidir con éstas, en que la vida moral y espiritual debe ser el motivo más importante de todo religioso.
Para dar comienzo a esta Doctrina hemos escogido como punto de partida, realizar un pequeño desarrollo sobre la forma en que actúa el Karma (*) en nuestras vidas y sus posteriores consecuencias.
(*) El cúmulo del “samsara”, provoca la reacción espiritual del individuo, el cual, unida su voluntad a las circunstancias que le van envolviendo, crea y asume su propio Karma, que no es otra cosa que la carga de elementos propios y ajenos que, acumulados en el alma, pesan espiritualmente sobre ella, impidiéndole elevarse hacia su liberación definitiva y obligándola a continuar, después de cada vida, el ciclo de las reencarnaciones. La virtud de quien conoce su propio karma, estriba en ir desprendiéndose poco a poco de él, practicando el amor universal, que abarca a todas las criaturas, y buscando el conocimiento esotérico, que, una vez adquirido, contribuirá a la formación de la conciencia superior y permitirá al individuo acceder a la unión con el Absoluto: Nirvana.
"El Evangelio según el Espiritismo” nos plantea la forma de cómo en el Planeta Tierra todos los seres encarnados expiamos nuestras faltas y carencias con el fin de que evolucionemos a través de la superación personal y espiritual:
"¿Qué queréis que os diga de los mundos de expiación que vosotros no sepáis ya, puesto que os basta el considerar la Tierra que habitáis? La superioridad de la inteligencia, entre un gran número de sus habitantes, indica que no es un mundo primitivo, destinado a la encarnación de Espíritus recién salidos de las manos del Creador. Las cualidades innatas que llevan consigo son prueba de que han vivido ya y de que han realizado cierto progreso; pero también los numerosos vicios a que se inclinan, son indicio de una gran imperfección moral; por esto Dios los ha colocado en una tierra ingrata para expiar en ella sus faltas por medio de un trabajo penoso y por las miserias de la vida, hasta que hayan merecido ir a un mundo más feliz".(El espíritu de la verdad - texto extraído del libro: “El Evangelio según el Espiritismo”)
Esto quiere decir que nadie obtendrá en absoluto la felicidad total en el plano terrenal, o dicho de otra forma, en los diferentes pasajes que experimente cada espíritu en las sucesivas encarnaciones.
Solamente el Karma se presentará como estado absoluto en la razón de nuestras existencias, tal vez con el fin de que como criaturas de nuestro Pai Zambi obtengamos mediante el sacrificio de nuestras carencias y defectos -creados por nuestro propio Karma- los merecimientos para pasar a otros planos o mundos donde podamos experimentar y vivir la total felicidad.
Para entrar en la parte práctica de las formas que debemos utilizar para detectar, admitir y corregir estos defectos, nos remitiremos a algunos pasajes de "El Evangelio según el espiritismo" donde por medio del mensaje de Jesús (Maestro supremo de la Umbanda) se nos induce a reflexionar sobre algunas de las actitudes que como espiritistas, debemos superar.
Una de las barreras más notoria con la que nos encontramos los seres humanos es el orgullo, él siempre aparece para justificar nuestros excesos o nuestras debilidades, por lo tanto a diferencia de lo que muchos de nosotros pensábamos: "sin orgullo no se pueden lograr muchas cosas", la doctrina espiritista tiene otros planes para nosotros con respecto a él. Dependerá del buen o mal uso que hagamos de él.
"Oh, estúpido amor propio, tonta vanidad y loco orgullo. ¿Cuándo, pues, seréis reemplazados por la caridad cristiana, el amor al prójimo y la humildad, cuyo ejemplo y precepto dio Cristo?. Sólo entonces desaparecerán esos monstruosos prejuicios que aún gobiernan a los hombres y que las leyes son impotentes para reprimir; porque no basta prohibir el mal y prescribir el bien, es menester que el principio del bien y el horror al mal estén en el corazón del hombre. (Un espíritu protector. Bordeaux, 1861 - texto extraído del Libro: El Evangelio según el Espiritismo".)
Esto nos trae como consecuencia la siguiente reflexión: Cuando nos sentimos heridos o molestos por algún mal causado por otros, ¿fue nuestra dignidad la atropellada o fue nuestro ego (orgullo)?. Si estamos interesados en la evolución espiritual, tendremos que abandonar la antigua forma de pensar infantil y superflua con respecto a nuestras actitudes. La doctrina umbandista no nos consiente ninguna actitud que tienda a perjudicar al prójimo o justificar mediante nuestro orgullo nuestros malos procederes, si no pensemos sobre el siguiente ejemplo:
"Los prejuicios del mundo sobre lo que se llama entre los hombres punto de honor, dan esa susceptibilidad sombría, nacida del orgullo y de la exaltación de la personalidad, que conduce al hombre a volver injuria por injuria, herida por herida, la que parece justa a aquel cuyo sentido moral no se eleva sobre las pasiones terrestres; por esto la ley mosaica decía: Ojo por ojo, diente por diente; ley en armonía con el tiempo en que vivía Moisés. Cristo vino y dijo: Volved bien por mal. Dijo además:--No os resistáis al mal que os quieran hacer; si os hieren en una mejilla presentadles la otra. Para el orgulloso, esta máxima parece una cobardía, porque no comprende que se necesita más valor para soportar un insulto que para vengarse, y esto siempre por la razón de que su vista no alcanza más allá del presente. ¿Pero se ha de tomar literalmente esta máxima?. No, lo mismo que la que dice nos arranquemos el ojo--- si este fuere ocasión de escándalo. Con estas palabras, pues Jesús no prohibió la defensa; sino que condenó la venganza." (Instrucciones de los espíritus - texto extraído del libro: “El Evangelio según el Espiritismo”)
Cada uno de nosotros puede trasladar estas máximas a todas las actitudes que creamos o sospechemos que en nosotros no funcionan en forma correcta. Lo resumido y escueto de esta doctrina no nos permite expandir la mayor cantidad posible de defectos y carencias espirituales que podamos tener, pero si logramos ser honestos y tenerlas presente cada vez que sea necesario, entonces podemos decir que hemos encontrado una buena herramienta (honestidad) para mitigar y expiar nuestro Karma con dignidad humana.
Nuestro ideario religioso nos sugiere que la evolución espiritual es la misión más importante que tenemos los umbandistas, ideario que está contenido en los fundamentos y los fines, para llevar a la práctica dicha evolución. Podemos decir entonces que no tenemos excusas para evadir o menospreciar estos principios, de hacerlo sabemos también a las consecuencias que nos enfrentamos.
Cuando hablamos de superación del hombre, nos referimos a la superación personal, como transformación o cambio de determinadas actitudes o pensamientos para mejorar nuestra existencia, así nos sugiere esta lectura:
"Me comprometeré a mantener en circulación la abundancia dando y recibiendo los dones más preciados de la vida: cariño, afecto, aprecio y amor. Cada vez que me encuentre con alguien, le desearé en silencio felicidad, alegría y bienestar." (Texto extraído del Libro: “Las Siete Leyes Espirituales del éxito”.)
De la práctica de estos principios, dependerá el peso de nuestro karma. Entonces podemos decir que si no logramos superar el egoísmo y el juicio al prójimo, nunca podremos dar a los demás lo que nos gustaría que nos dieran a nosotros.
Si no existe evolución moral, por consecuencia tampoco habrá evolución espiritual, y esta advertencia se verá plasmada, en nuestro caso (los umbandistas), en nuestra vida material-espiritual y también en nuestras incorporaciones.
Para finalizar con esta primera parte, es bueno recordar que nadie es malo por naturaleza, que luego de estudiar y reflexionar sobrela reencarnación y el Karma hemos arribado a la siguiente conclusión:que en las sucesivas reencarnaciones estamos condenados a sufrir y padecer o ser felices a consecuencia de este fenómeno llamado karma, pero también sabemos que dependerá de cada uno de nosotros el revertir las tendencias negativas que de él se desprenden para convertirlas en virtudes para nuestro adelantamiento; así lo entiende este mensaje:
"Cada acción genera una fuerza de energía que regresa a nosotros de igual manera... Cosechamos lo que sembramos. Y cuando optamos por acciones que les producen alegría y éxito a los demás, el fruto de nuestro Karma es también alegría y éxito." (Texto extraído del Libro: “Las Siete Leyes Espirituales del éxito”.)
Mediante la utilización de las herramientas que enumeramos en la primera parte, sugeríamos lo que a nuestro entender son los mejores mecanismos para tener una mejor vida en la Tierra; ahora nos detendremos a estudiar y reflexionar sobre lo que para nosotros los umbandistas significa el más allá y la mejor forma de entrar en él, cuando nos llegue el momento.
En la primera parte tomábamos como referencia la moral para fundamentar la evolución del hombre en la Tierra; para entrar en este tema nos tomaremos el atrevimiento de clasificar, según nuestro entender, los sentimientos más profundos y trascendentes que tenemos los seres humanos como vehículo para acceder al mundo astral.
Tal vez todos coincidamos en que la Fe, el Amor y la Esperanza son los sentimientos más accesibles para guiarnos a ese otro plano momentáneamente olvidado por nosotros, pero que sabemos, existe y es real: el mundo astral. A estos sentimientos nadie los puede medir a no ser la propia persona, por eso sabemos que existe en todos nosotros un mecanismo que se llama INTENCIÓN y que nuestra CONCIENCIA mide, y de ella dependerá que los tres sentimientos mencionados anteriormente (como todos los demás) se cumplan.
La intención es la actitud que las Entidades y nuestro Pai Zambi medirán, por eso tomaremos algunos ejemplos más, de lo que entendemos, puede hacernos más conscientes de nuestras intenciones.
La meditación puede ser uno de los medios que nos dé más facilidades para adquirir una mayor conciencia de nuestras intenciones. Estas intenciones deberían de estar acordes con nuestras propias necesidades, necesidad de ser amado, de ser respetado y de ser perdonado; si mantenemos la esperanza de que se puede dar, entonces lograremos el amor suficiente para devolverlo a los demás en la misma medida.
"Inmanente (en Filosofía, se aplica a lo que está por naturaleza unido a un ser y permanece en él) en toda intención y en todo deseo está el mecanismo para su realización... la intención y el deseo en el campo de la potencialidad pura tienen un infinito poder organizador. Y cuando introducimos una intención en el suelo fértil de la potencialidad pura, ponemos a trabajar para nosotros ese infinito poder organizador." (Texto extraído del libro: “Las Siete Leyes Espirituales del éxito”.)
La caridad es uno de los fines más importantes de nuestra Religión, porque practicarla no solamente enriquece espiritualmente a nuestra Religión, sino, por sobre todas las cosas, a cada uno de nosotros.
Existe un sinnúmero de formas de caridad, pero nosotros nos referiremos a las más notorias y accesibles, porque están al alcance de todos, ya que dependen del sacrificio personal.
"Cuidad no hacer vuestras buenas obras delante de los hombres para que las vean, de otra manera no recibiréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Así, cuando hacéis limosna, no hagáis tocar la trompeta delante de vosotros, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Que vuestra mano izquierda no sepa lo que hace vuestra mano derecha, para que la limosna sea en secreto; y vuestro Padre que ve en los secretos, os dé la recompensa." (Texto extraído del Libro: “El Evangelio según el espiritismo”)
Nuestras Entidades, en un sinfín de mensajes nos han dejado advertencias sobre nuestra falta de caridad, que también quiere decir, perdonar, porque el perdón es uno de los sentimientos más altruistas nacido del Amor.
En una de las tantas sesiones umbandistas, una Entidad Espiritual nos manifestó: "La verdad es una sola, pero pueden existir muchas razones. Mas, hay un sentimiento, una actitud humana que eleva al hombre por encima de estas diferencias: El Perdón." (Pai Serapiao)
Si vamos a dar que sea en silencio, si vamos a perdonar que sea en nuestros corazones, para que nadie se entere de lo que estamos haciendo, ya que a las que realmente les interesa (nuestras Entidades Espirituales), ya lo saben.
No solamente la Fe, el Amor y la Esperanza nos darán la garantía que estamos prontos para seguir el buen camino, sino también la humildad que quiere decir sacrificio, y que debe de estar presente en nuestras actitudes y meditaciones, que deberán contemplar la voluntad de nuestro Pai Zambi para con nosotros y pedirle la fuerza suficiente para sobrellevar en esta vida las vicisitudes que nos han tocado vivir, para que cuando nos llegue el momento de la partida, tener el mayor desprendimiento y desapego material para seguir evolucionando.
"La inteligencia de la naturaleza funciona con toda facilidad... con despreocupación, con armonía y con amor. Y cuando aprovechamos las fuerzas de la armonía, la alegría y el amor, creamos éxito y buena fortuna con gran facilidad." (Texto extraído del libro: “Las Siete Leyes Espirituales del éxito”.)
Para finalizar, pensamos que existe una sola actitud que resume nuestro pasaje terrenal y nos prepara para una mejor vida en el más allá, esa actitud se llama CARIDAD; solamente así podemos entender este mensaje dado por los Espíritus, en “El Evangelio según el espiritismo”.
"Hijos míos, en la máxima: FUERA DE LA CARIDAD NO HAY SALVACIÓN, están contenidos los destinos de los hombres en la Tierra y en el cielo; en la Tierra, porque a la sombra de ese estandarte, vivirán en paz; en el cielo, porque los que la hayan practicado encontrarán gracia ante el Señor." (Texto extraído del Libro: “El Evangelio según el Espiritismo”)