CRUZAMIENTO
En este grado de la iniciación, el médium umbandista comienza su ascenso hacia el sacerdocio, objeto al fin de esta mentada serie de pasos iniciáticos. El mismo está investido de una serie de RESPONSABILIDADES que lo distinguirán del resto de los hermanos religiosos. Sin embargo, esta distinción no se destaca por supuestos beneficios o privilegios dentro del grupo religioso, por el contrario, a este paso se lo conoce también como: obligación.
Obligación, en algunas de las religiones indígenas, africanas y de la antigüedad, implicaba obediencia y deber. Se esperaba que el iniciado ante el enorme honor por la obligación que asumía, sintiera miedo. En efecto, ellos sabían muy bien que sentir miedo ante la presencia del peligro es natural huir. ¿Por qué entonces esto debe ser una vergüenza? Por supuesto, esto no era para ellos cobardía. Ostentaban un gran conocimiento de las leyes de la naturaleza humana, que en este caso, determinan que el honor, nos dicta una Ley según la cual preferimos nuestro deber a nuestras atracciones o a nuestros temores. Así eran de prácticos y nosotros aprendemos de ellos.
Se le considera la 1era o 2da.. Obligación dentro de nuestra Religión para el sacerdocio, ya que permite “unir espiritualmente y psíquicamente” a la Entidad dueña de cabeza, con el iniciado, quien a partir de ese momento SIEMPRE estará dispuesto a ceder su cuerpo físico, a todas las Entidades que tengan necesidad de manifestarse. Recordemos las palabras del Caboclo de las 7 Encrucijadas: “…a partir de mañana iniciare un culto donde esas Entidades podrán transmitir sus mensajes…” refiriéndose a quienes dirigían aquella mesa espiritista, que previamente habían intentado expulsar a las Entidades que se hacían llamar de Pretos Viejos y Caboclos.
Esta es una obligación de compromiso doble, ya que, a partir de este momento, el médium asume responsabilidad con su Entidad Espiritual, a quien deberá “responder” de acá en más por su evolución espiritual. En segunda instancia, con su jefe material al cual, le deberá confianza, respeto y obediencia, es decir, la esencia de los valores: fidelidad y lealtad, que ante todo y sobre todo, se trata de aceptar sus consejos cuando la situación lo amerite, como así también la obligación de ser recíproco con este, cuando sea necesario.
A partir de este momento, se comienza el largo camino de ser “Sacerdote umbandista”, donde la responsabilidad, la fe y la dedicación en pro de la Religión deben ser los valores básicos que rijan la vida material y espiritual de este médium.