Síntesis sobre la Ley del DHARMA


Valiéndonos de la introducción realizada en el capítulo Karma, que nos muestra la forma en que fueron adquiridos estos principios por nuestra Religión, continuaremos con el desarrollo del segundo capítulo correspondiente al mismo, es decir el Dharma. Para refrescarnos un poco la memoria, podemos decir que según las filosofías orientales, cuando nacemos se nos provee de algunos elementos importantes que nos servirán para vivir y desarrollarnos dentro de este mundo. El buen uso que le demos a estos elementos es decisión nuestra y es parte de nuestro libre albedrío. Ampliando mas éstos conceptos, podemos decir que contamos con cuerpo físico, el cuál es un vehículo de expresión de la conciencia psiquis, alma.- Cuando algo esta fallando en nuestra vida, ya sea nuestra salud, la economía, nuestras relaciones personales o de grupo, etc., lo que nuestro cuerpo físico y nuestro entorno del mundo material esta manifestando, es precisamente la falta de conciencia, es decir, ignoramos o pretendemos ignorar, las instrucciones de nuestra conciencia superior (alma). Se dice que al momento de nacer se nos da un Dharma, esto tiene que ver con nuestra fecha de nacimiento, es más, podríamos decir que es la misión que nos ha sido encomendada. De modo que, si no aprendemos a escuchar nuestro interior, y no actuamos acorde con nuestra esencia, estaremos dentro de una vida de sufrimiento y dolor, esto es señal de que no estamos cumpliendo nuestra misión. Es muy común en nosotros criticar los defectos de los demás y no ver los nuestros, Jesús decía: “como puedes ver la paja en el ojo ajeno y no puedes ver la viga que hay en el tuyo”, es decir, cuando algo nos molesta de los demás, deberíamos detenernos a pensar, si ese defecto que criticamos en los otros, no lo tenemos nosotros. Por lo general se genera un fenómeno llamado de “proyección” en donde vemos nuestros propios defectos proyectados en los demás, es claramente una señal de advertencia, es la forma más directa de vernos a nosotros mismos. Pues bien, tal parece que los seres humanos que habitan las diferentes regiones del globo terráqueo, no tienen reglas comunes de conducta, ni siguen en la práctica de la vida reglamentos similares o los mismos estatutos sociales. Los diferentes grupos de razas, se caracterizan por sus diversos modos de fe y cultos; a su vez, estos no solamente son distintos, sino que a menudo parecen antagónicos unos respecto a los otros. Esto se debe a que, el Karma así como el Dharma, no son proyectos moralistas, ni se trata de doctrinas punitivas (castigo) o justicia al alcance de los hombres, sino factores equilibrantes de nuestras vidas. Pero a pesar de todo esto, de los adelantos de la ciencia y la cultura, el hombre continúa y continuará sometido a las leyes kármicas y dhármicas, creadas por Nzambi. Alguna vez, Mahatma Gandhi hizo esta apreciación: “Después de planear el Karma, Dios se podía haber retirado”. En efecto, por lo que hemos podido apreciar, el Dharma, así como el Karma son procesos absolutamente personales y tal parece, en nuestro caso,como religiosos umbandistas, ninguna Entidad podrá atenuar o modificar nuestro Karma, si no existe una real disposición y sacrificio de nuestra parte para superar al mismo (Dharma). La palabra Dharma tiene varios significados, y vean ustedes lo interesante de cada una de las definiciones: rectitud, deber, justicia, virtud, religión, ley. Como alguna de ellas pueden llevarnos a confusiones y malas interpretaciones, hemos preferido utilizar la palabra “deber”, que además está más en consonancia con Religión, que es el ámbito donde nos estamos desarrollando o evolucionando. Para ir ilustrándonos al respecto tomaremos algunos ejemplos que definen categóricamente al Dharma. Se dice que: “el reconocimiento de lo que es malo para otros es también malo para nosotros”, es Dharma. Jesús decía: “no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti”, eso es Dharma. La base en una vida espiritual, es Dharma, por que el deber debe de estar fundado en la verdad que es puramente individual, es decir, ¿qué nos motivó a actuar de tal manera?, ¿es pura la intención que nos llevó a actuar de esta forma? ¿nació ella del amor?, ¿está basada en la verdad? o, ¿da paz como resultado?. Si las respuestas son afirmativas, el Dharma estará envuelto en esa acción o ley, costumbre o conducta. Además debemos tener siempre presente que, la verdad que estaremos manejando es nuestra propia verdad, entonces ¡cuidado! con que ella no esté motivada por venganza, rencores, envidia, celos, resentimientos, etc. ya que inevitablemente los resultados se verán en las consecuencias (efecto). De modo que, para cumplir honradamente con el deber (Dharma) es preciso tener en cuenta todas estas interrogantes. Sócrates decía: “la vida sin ser analizada, no vale la pena vivirla”. Ahora bien, cómo podemos saber lo que es Dharma y lo que no es. La filosofía oriental dice que, lo que no inflinge dolor ni a ustedes ni a los demás es bueno, eso es dhármico. Por eso actúen de manera que ustedes obtengan alegría y que otros también lo logren. O bien, sigan otra norma para sus acciones: hagan que la mente, la palabra y el cuerpo estén en armonía. Esto quiere decir: actúen de acuerdo con lo que dicen, hablen conforme a lo que sienten, no traicionen su conciencia, no cubran sus pensamientos con un velo de falsedad, no repriman su conciencia avasallándola y emprendiendo acciones que ella reprueba. En resumen esto quiere decir: hacer más y más frecuente lo correcto , lo vuelve más y más fácil y el hábito se convierte en conciencia. Una vez establecidos en la conducta recta, seguirán de modo automático por la vía recta. Lo que hacemos depende de lo que somos, lo que somos depende de lo que hacemos. La verdad es la naturaleza del hombre, al igual que el quemar es la naturaleza del fuego, la frescura es la del hielo, la fragancia es la de la flor o la dulzura es del azúcar. La verdad es la base del Dharma y para ella el carácter es esencial. “Dios aprieta pero no ahorca” decimos habitualmente, y así parece ser. El creó el Karma que es la siembra de lo que hemos cosechado, pero también nos ha dotado de la suficiente inteligencia y capacidad espiritual, para que podamos crear los mecanismos para contrarrestar los efectos dañinos de nuestro propio Karma, éste es el caso del Dharma.

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