LOS ORIXAS

Cada uno de los pueblos de todos los tiempos y lugares, han intentado explicarse el origen del universo y la función del creador en todo ello. El término “génesis” quiere decir nacimiento, origen, de ahí que cada pueblo, según su imaginario cultural, haya creado para sí su propia cosmogénesis. Pues sí, explicarse la creación del universo por medio de un creador, ha sido el común denominador de todos los pueblos, con la excepción de algunos que, contrariamente, otorgaron esa función a la diosa madre. No obstante esta aclaración, DIOS es el término más conocido universalmente para definir a la deidad. Sin embargo, algunas naciones llaman a Dios de distinta forma, según su lengua y cultura. Es más, no todos lo conciben de la misma forma, ella variará, según la geografía del lugar donde está ubicado ese pueblo, temores, prejuicios y valores morales y culturales de esa población. De manera que no es de extrañar que para algunas naciones indígenas sea conocido como Tupá, como Olorum o Nzambi para los africanos, Alá para los musulmanes, Dios para los católicos y así sucesivamente. Otra de las grandes coincidencias universales, es que se cree que Él se sirve de Espíritus auxiliares, que a su vez reflejan los atributos de su propia manifestación y jerárquicamente se ubican en los niveles inmediatamente debajo de Él. Causalmente o kármicamente, casi la gran mayoría de los pueblos creen que son 7 los semidioses, o seres divinos que se ubican inmediatamente por debajo de Él, a los cuales, además, se los infiere en los planos celestiales. Como se podrá apreciar, aquí también se da el mismo fenómeno que con el término Dios, es decir, se llama con distintos nombres a las mismas Entidades a las cuales también se les confieren las mismas virtudes y jerarquías. Esto demuestra una vez más, el origen común de todas las religiones, como sostienen muchas escuelas umbandistas y ciencias ocultas. La ciencia sostiene que la vida inteligente se originó en Africa y que desde allí el hombre migró para distintos lugares del Planeta Tierra. Según esta teoría, cada uno de estos grupos humanos, se fueron estableciendo en lugares acordes con sus necesidades de sobrevivencia, y nacieron así las distintas poblaciones y naciones que hasta el día de hoy conocemos. No obstante ello, la ciencia no ha explicado aún, (en forma convincente) el porqué pueblos tan distantes unos de otros sostienen en sus cosmogonías lineamientos religiosos tan similares entre sí, por no decir iguales. Se cree firmemente que con la quema de las bibliotecas de Alejandría, se perdieron libros de un valor histórico inestimable y que de haber sido de otra manera, muy probablemente tendríamos otra versión muy distinta a la que tenemos hoy sobre la historiografía del ser humano sobre el Planeta Tierra. De cualquier manera, contamos aún con aportes de filósofos de enorme valía intelectual como es el caso de Pitágoras, Platón, etc., testigos al fin de la decadencia de la antigüedad tardía, quienes nos legaron trabajos de un gran nivel científico, esotérico y de enorme valor histórico. Ellos, al igual que las escuelas y corrientes esotéricas, sostienen que habrían existido civilizaciones muy evolucionadas, incluso más que la existente hoy, conocidas como Lemuria y Atlántida. Gracias a ellos, en el día hoy contamos con información que nos lleva a manejar otras hipótesis de lo que ha sido la colonización del Planeta Tierra. Según los antiguos textos, estas civilizaciones eran de un alto nivel evolutivo y además construyeron ciudades con perfectos sistemas tecnológicos y que debido a la ambición de sus pobladores habrían sido removidos del Planeta Tierra. Los cismas ocurridos para concretar las advertencias llegadas desde lo alto, fueron registrados en libros y mitologías de muchos pueblos; estas historias cuentan que algunos de estos seres sobrevivieron y se cree firmemente que muchos de ellos se instalaron en distintas poblaciones del Planeta. Los rastros de sus pasos son claramente visibles en América, India, Egipto, etc., a través de las culturas ciclópicas y la herencia religiosa mantenida dentro de esos pueblos. Esto ha sido perfectamente demostrado por investigadores contemporáneos, quienes han logrado descifrar los jeroglíficos que cuentan sobre la historia y cosmovisión de esos pueblos tan antiguos. La tradición oculta hebrea, que a su vez procede de Egipto, de Caldea y de la antigua Persia, nos ha sido conservada bajo distintas formas, pero en toda su profundidad y extensión, por medio de la Qabalah o Tradición Oral, recogida por Moisés en su pasaje por la cultura egipcia. En forma misteriosa, encerrada en el Génesis y en el simbolismo de los profetas, resalta de una manera asombrosa el trabajo que tiende a reconstruir la verdadera cosmogonía de Moisés, quien utilizaba el método aprendido entre los egipcios, basado en el triple sentido de cada versículo y casi de cada palabra en los 10 primeros capítulos del Génesis. Por su parte, la Teosofía antigua, profesada en la India, Egipto y Grecia, constituía una verdadera enciclopedia, la cual guardaba todo su conocimiento y sabiduría en cuatro categorías, a saber: 1ª. La Teogonía, o ciencia de los principios absolutos, idéntica a la ciencia de los números aplicada al Universo, o a las matemáticas sagradas; 2ª. La Cosmogonía, realización de los principios eternos en el espacio y el tiempo, 3ª. La Psicología, constitución del hombre, evolución del alma a través de la cadena de reencarnaciones y finalmente 4ª. La Física, ciencia de los reinos de la naturaleza terrestre y de sus propiedades. En efecto, el método inductivo y el método experimental se combinaban y se fiscalizaban uno a otro en esos diversos órdenes de ciencia, y a cada una de ellas le correspondía un arte. Estos eran, (tomándolos en orden inverso y empezando su enumeración por las ciencias físicas): 1ª. Una medicina especial fundada en el conocimiento de las propiedades ocultas de los minerales, las plantas y los animales: la Alquimia o transmutación de los metales, desintegración y reintegración de la materia por medio del agente universal, arte practicado en el antiguo Egipto. 2ª. Las artes psicúrgicas que se referían a las fuerzas del alma, magia y adivinación; 3ª. La Genetliaca celeste o astrología, el arte de descubrir la relación entre los destinos de los pueblos o de los individuos y los movimientos del Universo marcados por las revoluciones de los Astros; 4ª. La Teurgia, el arte supremo del mago, tan raro como peligroso y difícil, el de poner el alma en relación consciente con los diversos órdenes de espíritus y obrar sobre ellos, o con ellos.- Otras culturas investigadas al día de hoy, arrojan los mismos resultados que éstas. El continente americano no fue la excepción, nuestros antepasados nos han legado una rica escuela esotérica y mística, de un profundo conocimiento cósmico que podemos corroborar en las culturas Mayas, Mapuches, Tupí Guaraní, indígenas de Norte América, etc. La población Maya (pongamos por caso) descubridora de la cifra cero, ostentaba también un gran conocimiento de astrología, reencarnación, evolución del espíritu, solsticios, equinoccios, y uno de los calendarios más exactos que hemos legado de la antigüedad. Pues sí, aquí también el esoterismo confirma su teoría que el origen de esta población es proveniente de la civilización lemuriana, removida también en uno de los tantos procesos císmicos acaecidos en nuestro planeta.

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