EL DOBLE DISCURSO
La palabra discurso proviene del sustantivo latino discursus, y éste a su vez del verbo “discurro”,
que significa “correr o ir hacia o desde un sitio”. Corresponde a una
manifestación hablada o escrita, con un hilo argumentativo que debe tener un
fin y un objetivo.
Se observa que en ciertas
profesiones, las personas se han encargado de comunicar de forma confusa sus
ideas, desorientar al receptor de los fonemas y al final, transmitir un mensaje
contradictorio, poco coherente y poco específico. A esto último se le denomina
el doble discurso.
Es un fenómeno ampliamente estudiado por la lenguistica, con el
cual lidiamos diariamente. Observamos en innumerables casos, como los mensajes
transmitidos por los pacientes o allegados no corresponden con sus creencias,
acciones o decisiones. El ejemplo clásico del paciente que transmite mensajes
de independencia y seguridad pero se aferra al convivir eternamente con sus
padres, se niegan a realizar trabajos remunerados o persisten inmersos en
relaciones de maltrato y desdén. Manifiestan querer mejorar de su pesar y
patología pero ignoran consejos e indicaciones, no acuden a sus controles
periódicos.
¿Y esto por qué ocurre?
Existen
verdades que son muy difíciles de aceptar tanto por los individuos como por las
sociedades. Vivimos en un mundo en donde la mentira es el pan nuestro de cada
día y la verdad se vende cara. Familias y sociedades enteras se dedican a
repetir sistemáticamente frases contradictorias durante la infancia tipo: “haz
lo que yo digo más no lo que yo hago”, o “tú eres obstinado, yo soy
perseverante”, produciendo una falta de coherencia en la planificación y
elaboración del pensamiento. De esta manera el individuo logra esquivar,
encubrir y reforzar el costo de sus decisiones manifestando y pensando
exactamente lo contrario.
“La
coherente asociación de nuestro pensar y actuar, permite tomar
responsabilidades de nuestros actos y evitar que la confusión, el desconcierto
y la anarquía controlen nuestra vida diaria. Hagamos de forma sistemática las
paces con nosotros mismos, de manera de poder proyectar esto a nuestros
allegados y vecinos; de ésta manera podemos colaborar a poner coherencia en
nuestro alrededor y en nuestro sistema político-social-religioso.”